Tenuta Col d’Orcia Nearco 2012.
Puntuación El Alma del Vino : 18’50/20.
Una vez más quiero agradecer al Conde Alberto Marone Cinzano y al equipo profesional y humano de esta bodega italiana su desinteresada colaboración con este espacio divulgador de la cultura del vino, mediante el envío de varias muestras de sus principales referencias al objeto de mi cata y análisis personal. Tras haber comentado en este blog varias de ellas, hoy le toca el turno a este Nearco en la edición de añada 2012, vino tinto que se elabora con una conjunción varietal de las castas merlot, mayoritaria, con menores aportes de cabernet sauvignon, syrah y petit verdot. Tal y como expone el enólogo de Col D´Orcia, la proporción de uva de la casta syrah se utiliza con una ligera sobremaduración con respecto al resto.
Fermentación alcohólica individualizada en depósitos de acero inoxidable, con maceración de veinte días bajo control de temperatura. Posterior maloláctica en continentes de cemento, procediendo después con una maduración individual de cada variedad durante un año en barricas de madera de roble francés. Tras el ensamblaje final se lleva a cabo el embotellado, manteniendo durante un tiempo el vino en bodega, buscando un buen afinado antes de su salida el mercado.
En copa parada exhibe un cromatismo apicotado de notable intesidad, con reflejos púrpura, deslizando en su proximidad aromática nostalgias de fruta roja y negra en sazón, algunos pétalos florales rojos, notas que evocan especiados dulces, silvestres memorias de fondo y algún retorno de fragancia tostada. Buen equilibrio del perfume, en el que la fruta sobrepasa al resto de descriptores. Boca golosa, de buena concentración, con la traza de acidez equilibrada y altiva, envolvente, con los taninos maduros y pulidos, prolongado en medida sobresaliente, alcanza el paladar con brillo y empaque. La retronasal habla de recuerdos a ciruelas rojas, cerezas y arándanos, pétalos rosales rojos, alguna memoria de matorral de monte bajo, regaliz y vainillas, finalizando con descriptores de cedro y torrefactos, estos en menor enfoque de intensidad.
Un vino que gusta, lo caté en compañía de cinco personas más y fue aplaudido.
Fermentación alcohólica individualizada en depósitos de acero inoxidable, con maceración de veinte días bajo control de temperatura. Posterior maloláctica en continentes de cemento, procediendo después con una maduración individual de cada variedad durante un año en barricas de madera de roble francés. Tras el ensamblaje final se lleva a cabo el embotellado, manteniendo durante un tiempo el vino en bodega, buscando un buen afinado antes de su salida el mercado.
En copa parada exhibe un cromatismo apicotado de notable intesidad, con reflejos púrpura, deslizando en su proximidad aromática nostalgias de fruta roja y negra en sazón, algunos pétalos florales rojos, notas que evocan especiados dulces, silvestres memorias de fondo y algún retorno de fragancia tostada. Buen equilibrio del perfume, en el que la fruta sobrepasa al resto de descriptores. Boca golosa, de buena concentración, con la traza de acidez equilibrada y altiva, envolvente, con los taninos maduros y pulidos, prolongado en medida sobresaliente, alcanza el paladar con brillo y empaque. La retronasal habla de recuerdos a ciruelas rojas, cerezas y arándanos, pétalos rosales rojos, alguna memoria de matorral de monte bajo, regaliz y vainillas, finalizando con descriptores de cedro y torrefactos, estos en menor enfoque de intensidad.
Un vino que gusta, lo caté en compañía de cinco personas más y fue aplaudido.
Buena fruta.
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