Williams & Humbert Colección de Añadas Fino Ecológico 2015.
Puntuación El Alma del Vino : 19’50/20.
Todo un descubrimiento. Bajo los criterios profesionales de la enóloga Paola Medina se hace la luz con un vino fino de la colección de añadas de la bodega Williams & Humbert,figura que brilla desde una nueva forma de entender los vinos del Marco de Jerez, una visión actualizada que tiene su origen en la filosofía de una mujer cuyos primeros recuerdos vitales cerca del fascinante universo de la cultura vitivinícola de esta privilegiada y no siempre valorada de modo suficiente denominación de origen, tienen forma de juegos infantiles, carreras y escarceos entre las botas de la bodega familiar de Sanlúcar de Barrameda. Apasionada de la palomino, uva que para Medina ofrece una incontestable versatilidad, la elaboradora fue reconocida en los primeros días del año 2018 como una de las principales valedoras de la virtud next generation spanish winemaker to know, siendo la única responsable de enología del Marco de Jerez incluida en la lista de reconocimiento.
Para la elaboración de esta referencia que hoy traigo al blog, se utilizan uvas de palomino fino procedentes de una vendimia manual realizada en Pago de Burujena, ubicado en el término municipal de Trebujena, al noroeste de Jerez, pago en el que se realizan labores de agricultura ecológica. Tras la cosecha y el traslado de la fruta a bodega, previa selección a pie de viña de los racimos, se obtiene el mosto que luego fermentará bajo control de temperatura. Se lleva a cabo después un fortificado con alcohol ecológico, manteniéndolo aislado para que las levaduras de flor desplieguen el velo, dando luz verde de ese modo a la crianza biológica. Maduración estática sin paso por el sistema tradicional de criaderas y soleras, que se prolonga durante un periodo de tres años, en barricas de roble americano de seiscientos litros. Saca del mes de marzo de 2018 con producción limitada.
Catado en dos ocasiones, una en la sacristía de la bodega jerezana, en compañía de mi anfitrión Antonio Martínez Campuzano, relaciones públicas del dominio, y otra junto a Basilio Izquierdo y un grupo de compañeros de cata, en Haro, debo adelantar que el éxito fue atronador. En ambas ocasiones. Apertura y servicio en copa, exhibiendo en copa parada un cromatismo amarillo brillante y limpio, detalles pálidos y también pajizos, anotando mis impresiones en la cercanía aromática que dejan recuerdos de flores blancas y amarillas, frutos secos, suave brillo de pastelería, casi imperceptible, con despliegue de frescura, incluyendo en segundas aproximaciones gestos silvestres, tostados y las influencias expresivas del velo de flor.
Boca que arranca elegante, plena en sutileza, hace de esa elegancia un icono durante todo el paso gustativo, apoyando en una intensidad apacible, en una finura magnífica, un equilibrio conmovedor. Tiende a la redondez, para mi la logra, con muy buen lineal de acidez, el concepto de generoso seco me parece insuficiente para definir este vino que logra atraer desde su naturaleza apabullante. Provoca la salivación, pide una segunda copa, sensible, emotivo y lleno de viveza y joviales sensaciones. Sugiere Jerez pero desde un perfil joven y actualizado, con franqueza varietal, sin celosías ni artificiosas maneras. Longitud y persistencia. La fase retronasal habla de notas que revelan el aroma de la flor, cuando la disminución de glicerinas y de la acidez volátil, aumentando los aceto aldehídos plantan su bandera. Surgen evocaciones de almendra y olivas, ahumados, flores y aquí con mayor repercusión que en la aromática notas salinas y herbales silvestres y marinas. Gozoso, amable, sugestivo.
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