Aseginolaza & Leunda Birak 2022.
Puntuación El Alma del Vino : 17’50/20.
¿No hay vinos hechiceros?. Claro que los hay. Birak en su edición de vendimia 2022 lo es. Garnacha mayoritaria con una pizca de uvas de Tempranillo, fruta procedente de cepas viejas ubicadas en los términos municipales de Olite y Dicastillo. Las primeras expuestas a suroeste y situadas a una altitud de cuatrocientos metros sobre el nivel del mar. Las segundas con orientación sur y alzadas a poco menos de quinientos metros sobre el nivel del mar. Suelos de composición arcillo calcárea y ciclos vegetativos de las vides influenciadas por una climatología atlántica y mediterránea continentalizada. Una pareja de naturalistas vascos, Aseginolaza y Leunda, implicados en este proyecto desde la población navarra de San Martín de Unx, comarca de Tafalla. Tras la vendimia manual se procede con un proceso de fermentación alcohólica en continentes de acero inoxidable, usando levaduras indígenas obtenidas de las uvas despalillada. Posterior maloláctica en idénticos depósitos y maduración final durante tres meses, que se lleva a buen término en una proporción, en barricas viejas de madera de roble francés mientras que el resto sigue afinando en depósitos de acero inoxidable. Y es hechicero no porque tenga vinculación con magias, conjuros o encantamientos. No hay nigromancia en Birak, sino el efectista poder de encandilar y satisfacer, de lograr que desde que sirves en copa, compruebas que una fruta fluida y crepitante resuena en tus sentidos y ensalza las apreciaciones sobre el vino. La sensación que estás delante de un fluido con estupenda estructura, vital y dinámico, equilibrado y con una marca tánica juguetona, un despliegue jugoso y una más que evidente carga identitaria. Descubres también que el aporte de uvas de Tempranillo no está ahí por capricho, casualidad o simple marketing, sino que aporta condición al conjunto, dominado por la Garnacha. Envía recuerdos de fruta roja y negra maduras y muy frescas, evocando balsámicos atractivos, regaliz y eucalipto, pimienta rosa, flor de naranjo, un agradable guiño silvestre y de fondo una sutil mineralidad salina. Color rojo picota, brillante, limpio, con reflejos violáceos. Porque como bien dijo el genio francés de la narrativa, Jean Giono, “Hay en la sensualidad una especie de alegría cósmica.” De esa energía alegre y celeste, surgen vinos hechiceros como este Birak, que en su edición de añada 2022, me ha endulzado la noche del domingo. Eléctrica emoción.
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