Champagne Vignon Père & Fils Les Vignes Goisses Brut Rosé 2016.
Puntuación El Alma del Vino : 17’50/20.
Con una finca en propiedad de poco menos de seis hectáreas, localizada en los suelos ubicados en Grand Cru de Verzenay y Verzy, los responsables de este dominio francés elaboran vinos, de los que la mitad cumplen un proceso de vinificación en barricas en contacto con las lías. Uso de levaduras naturales sin clarificados ni filtrados dejando que el potencial del viñedo de Verzenay cumpla con su compromiso natural. Stéphane Vignon, actual responsable del dominio, mantiene una pasión firme sobre las viñas y en concreto con la pinot noir, variedad que da vida a este champaña, un rosé brut emblemático cuya fruta madre procede de una parcela plantada en el año mil novecientos sesenta y cinco en el enclave de Grand Cru de Verzy. Fermentación tras la cosecha del fruto que se lleva a buen término en bodega utilizando a tal fin levaduras autóctonas con un periodo de maduración de nueve meses en barricas de madera de roble, de varios usos, siempre en contacto con las lías. Este champaña que pude catar ya hace un tiempo en compañía de mis buenos amigos Jordi Melendo y Manu Muga presenta en copa parada tras el descorche una cromática rosa salmón con notables reflejos escarlata, deslizando en la proximidad aromática aromas que recuerdan a fresas de mata, rosas, grosellas y una más débil esencia especiada. En boca registra un arranque sustancioso, armonía en la traza de acidez y los guiños golosos, con gran expresión de frescura y el carbónico muy bien integrado. Muy destacable seña de persistencia y prolongación, destacando en la fase retronasal recuerdos de frutos y flores rojas, completando con un gesto de mineral intensidad que redondea la capacidad expresiva. Hay condición y serenidad en el paso de este champaña por boca y paladar, con instantes vibrantes de fruta acida y sabrosas notas de caramelo. Perfecto equilibrio. La madera de barrica de roble de varios usos le aporta una personalidad apreciable pero siempre con la fruta de pinot noir alzada en primer plano. Tan delicada la clase de la uva que le da vida, como impactante en su exhibición. Que ya saben lo que dijo el enólogo de la vitivinicultura californiana André Tchelistcheff, a la cabernet sauvignon la hizo Dios y a la pinot noir el diablo. Quien logra dar tanto carácter a esta variedad tiene el mayor de mis aplausos.
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