Ostatu Gloria 2008.
Puntuación El Alma del Vino : 18’50/20.
El recreo del catador, como vengo diciendo en entradas precedentes de este blog, consiste muchas veces en un ejercicio comparativo, valorando a través de aproximaciones a una misma referencia en diferentes ediciones de añada, las características y peculiaridades de cada vendimia. Aporto en el encabezamiento de esta entrada un enlace directo a mi crónica de cata del Gloria de Ostatu 2007, referencia que como la presente me fue entregada por los responsables de la bodega de Samaniego de un modo desinteresado al objeto de mi cata y análisis personal.
Mando de operaciones a cargo de Iñigo y Ernesto Sáenz de Samaniego, que utilizan fruta vendimiada en parcelas propiedad del dominio, ubicadas en Leza y Samaniego, a una altitud de quinientos ochenta metros sobre el nivel del mar, terrenos bautizados como Revillas, Carralaguardia y Lagunazuria, suelos de componente arcillo calcáreo con presencia de cascajos, orografía en pendiente expuesta al sur. Y como siempre con el incondicional elemento rocoso blanco en el subsuelo. Las cepas cumplen su ciclo vegetativo con una climatología mediterránea, marcada por influencias atlánticas. Las viñas más viejas de la familia Sáenz de Samaniego, media de más de ochenta años, dan lugar a las uvas utilizadas en esta elaboración, marcando un rendimiento aproximado de tres mil doscientos kilogramos por hectárea.
Tras una cuidada selección del fruto en campo, se procede con una vinificación tradicional, incluyendo despalillado y maceración en frío, fases previas al inicio de la fermentación alcohólica que se lleva a buen término en depósitos de acero inoxidable de reducida capacidad, fase que se prolonga durante dieciocho días, controlando la temperatura. Remontados y bazuqueos, con posterior fermentación maloláctica en barricas de madera nueva de roble francés. Maduración de dieciocho meses en idénticos continentes. Se embotella sin mediar filtrados ni estabilizados.
En copa parada presenta una cromática picota de notable intensidad, con reflejos grana, buen despliegue frutal en la proximidad aromática, con retornos en segunda instancia que asoman memorias especiadas dulces, tostados finos, señas de muy buena maduración del fruto, fondo balsámico, guiños infusionados, torrefactos y una brisa de sutil mineralidad, entre salina y de roca húmeda. La boca abre con buena concentración de fruta, buena traza de acidez, viveza en el paso, avance untuoso, directo, escenifica frescura y cierta esencia cálida. Taninos golosos y pulidos, buen punto de persistencia, dejando en la retronasal evocaciones de cerezas y ciruelas claudia, algún brillo de fruta negra en sazón, complementario despliegue de vainilla e infusiones, hierbas aromáticas más lejanas, eje gustativo balsámico de regaliz, y un lecho en el que se conjuntan granos de café tostados, lácticos, caramelo y algún fruto seco.
Prolongado en su expresión, añado un epílogo en donde el efecto de mineralidad se hace visible, franco en su longitud. Buena añada para un vino en el que la influencia del roble está presente pero siempre equilibrado y sin nublar a la fruta, protagonista principal en la cata.
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